Germán García, escándalo de la enunciación. Voces de la ciudad en el psicoanálisis (FCA ediciones). Por Blanca Musachi.
Tengo la feliz ocasión de comentar una conferencia de Germán García de 1995, donde introduce un curso a ser realizado en los siguientes tres años.
Quien lo ha conocido y seguido su transmisión de cerca, podrá sentir la voz de Germán en las páginas de esta conferencia. Una voz única, singular, por lo que ha tenido que sudar lo suyo, como recomienda Lacan: “Sólo vale la pena sudar por lo singular”, (conferencia de junio de 1975 en la EFP).
Esta conferencia de Germán, titulada “Clínica, síntoma y singularidad”, fue dictada en el Centro Shunko, San Miguel de Tucumán, el 13 de octubre de 1995, y publicada en cuidadosa edición por los colegas de Salta en “Voces de la ciudad en el psicoanálisis”, aunque se puede decir que con Germán García se trata de Una voz del psicoanálisis en la ciudad, que los que no lo conocen tendrán la oportunidad de sentir. Como cuando se lee a Piglia, escritor amigo de caminos de Germán, quien decía que lo importante era encontrar el tono, la voz en el texto, algo muy importante para un escritor. Para nosotros psicoanalistas, encontrar el tono, la voz en el texto, en la transmisión, se trata de la singularidad, del escándalo de la enunciación, para usar otra expresión de Lacan que se puede leer en el seminario 5, donde destaca “la distancia que separa la palabra ejercida por el ser del sujeto, del discurso vacío que deja oír su zumbido por encima de los actos humanos.” Es muy poético y certero, enseñando en acto lo que transmite de la importancia de la metáfora, en éste período de su enseñanza donde lo simbólico tiene prevalencia. Algo que permanece como una verdad que no se supera al afirmar que no hay sentido salvo metafórico, y no hay objeto salvo metonímico. (pág. 12-15) (Sem. 5, cap. II, parte 1)
Como Lacan, que habla en ese seminario de la falta de los psicoanalistas de cultivar su arte, que se basa por entero en el uso de la palabra, Germán rescata la idea de Mallarmé de cómo se puede leer un poema, “que es que se puede leer en cualquier sentido, porque está todo puesto en la página.” El asunto está en leer y saber leer. Empezando por el síntoma, como enseña esta conferencia. El síntoma como metáfora, que toma una palabra por otra; el síntoma como mensaje, de un beneficio secundario; el síntoma leído en su goce, como beneficio primario. Desde el inicio la conferencia apunta a la singularidad a partir de la lectura del síntoma, que aquél que consulta hace en su autoevaluación, que Germán exhorta a escuchar lo que dice y como lo dice el sujeto que se observa y autoevalúa lo inadecuado de la metáfora que él mismo forjó, y si hay autoevaluación, hay división del sujeto. Es el punto de partida fundamental para la llamada entrada en análisis.
De particular en particular, de síntoma en síntoma se suda para encontrar lo singular, decía Lacan. Y Germán explica la singularidad como algo que no pasa por la norma: “No hay forma de explicar el síntoma sin decir la relación de una norma a lo que es imposible que la norma pueda captar.” En esa misma línea Miller trata de la singularidad en su curso Sutilezas analíticas como lo incomparable, que confronta al psicoanalista con el abismo de lo singular, que sólo se capta en el tiempo del instante: “La singularidad es una categoría lógica, aunque también es una categoría en los límites de la lógica. Y es que, más allá designarlo, ¿podemos hablar de lo singular? Como tal, lo singular no se parece a nada: ex-siste al parecido, es decir, está fuera de lo común.” Es decir fuera de toda norma. Ante la relación sexual que no existe, dice Germán: “...uno se agarra de la norma y empieza a anudar como síntoma lo que no entra en la norma. Cada uno tiene derecho de hacerlo, pero no lo tiene el analista de hacerlo por el otro.”
Germán exhorta a leer, para que en la formación del analista el saber tenga la oportunidad de abrirse “como una flor japonesa”. Exhorta a leer transmitiendo su pasión por la lectura que en esta conferencia transita por una enorme cantidad de referencias y autores empezando por Freud, Lacan, los post-freudianos, siguiendo por Lévi-Strauss, Marx, Heidegger, Kojéve, Hegel, Spinoza, Barley, Los Estoicos, Mallarmé, Françoise Sagan, René Girard, P.L. Assoum, Giddens, y otros.
Termina diciendo a los psicoanalistas: “Si no tienen pacientes que lean libros, que vayan al cine; si no leen, no van al cine, no tienen pacientes y tienen fotocopias de Lacan que están traducidas por una escuela que ya se disolvió...es complicado, porque el mundo va cambiando.”
¿Es una exigencia de erudición para la formación del psicoanalista? No. Eso no sería lacaniano y Germán lo sabe. Es para que el psicoanalista tenga recursos para confrontarse con la clínica, que Lacan definió como lo imposible de soportar.
Blanca Musachi
Miembro EBP-AMP
Julio de 2024
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