Reseña del libro: “Acontecimiento del cuerpo, también en el autismo”

 

Bajo la coordinación de Carolina Capraro y el prólogo de Gabriela García Capisano.

Producción de los textos a cargo de Mauricio Beltrán, Lorena Rodríguez y Natalia Chacón.

 

Acontecimiento del cuerpo, también en el autismo, es el segundo libro de la serie Infancia de la Fundación Cultural Analítica Ediciones. Tiene la presentación de un objeto simple y liviano de portar, con dimensiones sutiles. Creo que el contenido del mismo acompaña a esta presentación. Al mismo tiempo este libro es de una riqueza y precisión teórica y clínica que, personalmente, me refrescó el ánimo de seguir en la lectura y el trabajo clínico en torno al autismo. Diría que es un librito de bolsillo.

Este librito de bolsillo es una recopilación de tres trabajos de modalidades diferentes que se ponen a conversar orbitando la pregunta sobre “cómo se las arregla un sujeto autista con la particular posición que eligió” y “qué tratamiento posible se puede ofrecer desde el psicoanálisis”.

El primer trabajo es de Mauricio Beltrán, psicoanalista, que hace un recorrido epistémico preciso y muy amable de seguir, tomando algunos de los autores más relevantes en cuanto al tema del autismo: Robert y Resine Lefort, Eric Laurent, Jean-Claude Maleval, entre otros. Sumando a este recorrido a Freud y Lacan, de donde extraerá recortes precisos para abordar la problemática del goce y el cuerpo.  La finalidad de este texto es dar cuenta de la afirmación que inaugura su escritura e incluso la que da nombre al libro: “Acontecimiento del cuerpo también en el autismo”. En esta dirección, el autor se pregunta sobre “el devenir de la iteración del Uno en un acompañamiento respetuoso”.  Para este recorrido se sirve de algunas viñetas de su clínica y con esto ilustra lo que intenta transmitir de una manera clara y ágil.

Para este fin, el autor hilvana las siguientes problemáticas: el trauma del agujero donde cita e interpreta a Lacan, planteando que el traumatismo de la lengua suscita una irrupción de goce, a la que llama acontecimiento de cuerpo; posteriormente se detiene en la propuesta de Miller, que plantea la elección del sujeto autista, como una elección por el vacío. Esto lo conduce a interrogarse sobre los Unos del autismo, y los modos posibles con los que este sujeto autista “trata la perdida sin contar con el auxilio del lenguaje”, para tal fin explora cómo estos sujetos articulan su cuerpo con el espacio, y cómo realizan el intercambio o tratamiento de sus objetos desde los objetos corporales, pasando por los objetos propiamente dichos y aquellos que pueden no presentarse de manera concreta, como ser un “tema de interés”. Respecto a este punto, el autor dice: “El objeto de alguna manera empuja en la búsqueda de un partenaire… en la medida que el analista o el practicante, logra hacerse partenaire del sujeto autista se instalan idas y vueltas, trayectos en torno al Otro, que se articulan al cuerpo”. Y continua con la problemática de lo “indiferenciado” para pensar sobre la condición del lenguaje en el autismo.  Entre las varias referencias de diferentes autores, toma dos de Lacan que me resultaron muy interesantes:  el caso Dick, en el seminario 1, a partir del cual plantea: “un niño que está enteramente en lo indiferenciado y, como consecuencia de ello, que no pronuncia ningún llamado”. La segunda es el comentario al caso de Sami- Ali, donde Lacan refiere que “no hay preverbal en el autismo, … si este niño se tapaba los oídos antes de conocerlo, es porque ya participaba del verbo”. Entonces cuál es esta particular relación con el lenguaje, y su consecuencia en el cuerpo y en la transferencia, será una de las preguntas que decantará.

A continuación, está el trabajo de Lorena Rodríguez, titulado: “Los objetos, la palabra y el cuerpo: recorrido de un encuentro posible”. Este texto está escrito a la manera de un caso clínico, con una riqueza de detalles que transmite la posición de un sujeto autista, y, sobre todo, la posición singular del niño que atiende. Este segundo texto, da continuidad a lo ya propuesto por Mauricio Beltrán a la manera de una banda de Moebius, de la clínica a la teoría y de la teoría a la clínica. Entonces comienza un dialogo entre los dos textos.  

Este trabajo muestra algunas intervenciones de la practicante del psicoanálisis y personal de la institución, así como también las producciones del niño, en relación al otro y sus objetos; al cuerpo y el tratamiento que hace de la voz en cuanto a tono y textura; y su posterior interés por algunos aspectos del lenguaje (la articulación de palabras habladas y escritas, por ejemplo). También se relata el encuentro con alguna contingencia vinculada al vacío y sus consecuencias para luego detenerse en una frase que este niño articula: “No, soy un robot; no soy un niño”, recorte precioso que Lorena usará para formularse algunas preguntas e hipótesis vinculadas a una posible nominación y sus consecuencias.

Posteriormente tenemos un tercer momento del libro, a cargo de Natalia Chacón, titulado: “Comentarios del caso”. La propuesta de ella es invitarse e invitar al público a realizar un trabajo de reducción propia de lo que el texto de Lorena Rodríguez provocó en cada quien. Y entonces Natalia será la primera en tomar la palabra para después hacerla circular en la sala.

La inquietud de Natalia se formula en la siguiente pregunta: “¿Podemos hablar de una cesión del objeto dado que, en el autismo como sabemos, es el objeto voz el que no se cede?, o ¿se trata más bien de haber posibilitado la construcción de un artificio (soy un robot) que le permite estar con otros, sin ceder en el rechazo?”.

Para finalizar esta reseña, y consintiendo a esta manera tan particular de conversar, me sumo al interrogante de “¿Qué tipo de elección hace un sujeto autista?”. Vuelvo al texto de Mauricio Beltrán y extraigo una cita de Miller que, para mí, atraviesa la lectura de todo el libro, presentándola como elección “forzada” del sujeto autista, la cual dice: “si eligen el sentido (producido por el S2), pierden el resto, es decir, parte del sinsentido, la parte S1 del conjunto, y el sujeto del inconsciente se le escapa. Si quisieran por el contrario elegir el S1, el sinsentido, la petrificación, no les quedaría más que este ser vacío del sujeto, porque perderían el segundo conjunto. Podemos además imaginar que ciertos sujetos hagan esa elección. Por ejemplo, podemos intentar representarnos el sujeto autista a partir de una elección que finalmente no deja al sujeto otras cosas que su propio vacío entre las manos¨.

Entonces, la reducción posible de mi lectura podría escribirse así, tomándome la licencia de equivocar cualquier sentido posible: “No soy un Robot/ No soy un niño. O quizás: “Soy un Robot/ Soy un niño”.

 

 

Daniela Dotzauer

Cochabamba, abril de 2025


Daniela Dotzauer - Practicante de psicoanálisis. Asociada de la Nueva Escuela Lacaniana (NEL). Coordinadora y recopiladora del libro: ¿Quién es...? Autismo, Psicoanálisis y Arte





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