1.Desde hace algunos años sostienen un trabajo con Emilio Vaschetto, en los seminarios diurnos de la EOL, donde vienen trabajando en torno a los malestares contemporáneos en la cultura ¿Qué diferencia el interés por el malestar de la cultura, por la civilización de un sociólogo de un psicoanalista?
Jorge Faraoni: efectivamente,
llevamos varios años sosteniendo un espacio dentro de lo que se denominan
“seminarios diurnos” en la Escuela de la Orientación Lacaniana. Podemos decir
que a lo largo de estos años nos hemos apoyado sobre un binomio, lo consideramos
inseparable, que está constituido por el malestar en la cultura y la clínica.
Es una estructura mínima pero lo suficientemente fuerte ya que a lo largo de
este tiempo hemos apoyado los diferentes temas que vinimos trabajando
A diferencia de la sociología,
ubicar como inseparable la clínica y el malestar de la época significa estar
orientado por lo real. La orientación por lo real nos lleva a encontrar el goce
de cada sujeto en el marco de una época ya que las coordenadas de la
civilización de Occidente van sufriendo variaciones y con ellas
transformaciones clínicas.
2- Miller en su apartado El concepto de sujeto en el libro
“Respuestas de lo real” ubica que lo social está del lado del yo; lo que
responde a lo social es el yo, y aprovechando el tema que desarrollará en el
curso que dictará en la Fundación “EL INCONSCIENTE Y SU TEMPORALIDAD” para ¿qué
relación tiene lo inconsciente con lo social?
En el seminario del 2019, que
llevó por título “Machismo”, construimos un cuadro que recorre los 3 Otros que
se fueron transformando desde el origen del psicoanálisis hasta la actualidad.
Cada uno de estos Otros tienen como contrapartida una relación del sujeto con
el goce diferente.
El primero de ellos es el Otro
clásico, es el Otro de “Psicología de las masas” que a partir de la
identificación vertical al líder se producía la identificación horizontal al
semejante. Período donde la eficacia de lo simbólico imperaba a través de los Ideales,
aunque no llegaba a dominar la pulsión de muerte que Freud nos enseña en el
“Malestar en la cultura”. Es el Otro de la interdicción que posibilitaba una
civilización homogénea en tanto se identificara con los ideales y segrega a
aquellos que no se incorporaran a ellos. Este Otro social es el que legitima la
figura del Padre y con él la operatoria edípica, vale decir la castración
simbólica y constitución de la ley del deseo que promueve la metonimia de los
objetos. Es el tiempo de la vigencia del nombre del Padre que sirve para
organizar la clínica de las estructuras con las que fuimos formado, dando paso
al trinomio de neurosis, psicosis y perversión.
En las neurosis encontramos lo que llamamos la clínica del conflicto
porque el sujeto se puede encontrar tironeado entre las exigencias de sus
ideales y un deseo propio que intenta un recorrido diferente. En la tensión
entre esas dos fuerzas opuestas es donde se anida el goce.
3 – Lo que planteas me
remite al título del libro que editaron “¿Podemos vivir en una civilización sin
Dios? en tanto se desprende que la idea de Dios, su figura en tanto Otro, resultó
ser un principio organizador de lo social durante buena parte de la historia de
la humanidad. En el presente, ¿qué viene a su lugar?
Jacques Alain Miller y Eric
Laurent, a mediados de los noventa reorientaron nuestra lectura sobre el
Malestar con el seminario y luego libro “El Otro que no existe sus comités de
ética”. Describen en ese recorrido la pérdida del valor simbólico y que, aquella
función que cumplía en el cruce con el registro de lo imaginario pierde
eficacia y se produce una transformación donde lo simbólico y lo imaginaria
toman un recorrido paralelo. Donde había consistencia y homogeneidad ahora
muestra la caída de los Ideales. Esto da paso a un estado de increencia y al
crecimiento de la heterogeneidad dando paso a lo que Lacan llamó la
pluralización de los nombres del padre. Esto necesariamente licúa aquel lugar
privilegiado que tenía el conflicto y un avance en pos del derecho a gozar, a
la licuefacción de la satisfacción. Es el tiempo donde quedan conformadas las
“comunidades de goce” y donde lo social pasa de aquella homogeneidad a una
yuxtaposición de comunidades de goce. Donde antes había segregación para aquel
que no quedaba alineado al Ideal ahora se trata de ser indiferente con aquel
que tiene un goce distinto. Otra de las consecuencias de esta transformación
social es el debilitamiento de las estructuras clínicas dando paso al
nominalismo de los síntomas. Así fueron surgiendo el “soy anoréxica”, “soy
alcohólico” etc. lo que Jacques Alain Miller nombra como “delirio de
identidad”. El goce de este tiempo se caracteriza por su incontinencia, por el
derecho a gozar. Podemos ubicarlo dentro de la lógica del no-todo donde el
sujeto se encuentra ante una falta de dominación de sí, lo que los griegos
llamaban akrasia.
En el seminario “Un esfuerzo de
poesía” Jacques Alain Miller nos muestra que la figura del Otro que no existe
se desvanece y se impone algo nuevo, una nueva conceptualización. Hay un
capítulo que lleva por nombre “Un Otro que existe”. No se trata de la reincorporación
del aquel Otro primero, el de la prohibición, el que era amado por la masa. Se
trata de la presencia de modelos en disputa, en este caso entre el Vaticano que
conserva el modelo clásico del Otro y el entonces presidente Bush hijo quien
maneja el mundo a su antojo. Las conversaciones y consensos en la ONU ya no
cuentan en tanto los EEUU poseen el poder de veto. La lógica de Bush, nos dice
Miller, es, “si no te pones de mi lado, entonces márchate, no te necesito”. Es
a este tipo de figura que Miller lo nombra como “un Otro que existe”. Se trata
de la política del bravucón, un estilo de conducción que hoy podemos palpar a
diario en nuestro país. Tenemos como antecedentes otros como Trump, que ahora
vuelve, Bolsonaro, Boris Johnson etc. Es un liderazgo político que rechaza los
vínculos libidinales para refrendar sus decisiones por la masa. La falta de
estos vínculos libidinales hace que dejemos de lado la masa para pasar a la
multitud que vendría a ser una multiplicidad de singularidades que encuentran
completamente debilitados en el lazo al otro.
Esta transformación del Otro nos
hace replantear una transformación en el sujeto. Nos encontramos con sujetos
que tienen la particularidad de rechazar amar y de ser amados. 1-Son sujetos
que ante la falta de amor se fabrican un nuevo fanatismo religioso. 2-La
tecnociencia asume el lugar de dominación del cuerpo en donde la ilusión de ser
un cuerpo, y no solo tenerlo, conduce a las vías de una rectificación
permanente. 3-Un doble desamparo emerge de manera inédita haciendo surgir
individuos responsables de todo lo que le pueda acontecer y, de esta manera,
liberar al Otro de cualquier incidencia en su vida.
La figura del Otro que existe
impone formas imperativas de gozar al modo de destinos. En tanto los objetos se
hallan accesibles y los fantasmas prefabricados por el mercado, como las redes
sociales, el goce se vuelve obligatorio. El estado de situación actual,
mediante esta figura que se muestra indiferente a la multitud es la presencia
de lo que los griegos llamaban akolasia.
La akolasia es la elección deliberada de los malos principios. De esta manera
los sujetos ya no son definidos a partir de un significante sino del goce.
Ya no se requiere de una creencia
ya que el lugar del líder clásico ahora lo ocupa otro indiferente. Pese a eso
subsiste una paradoja, la necesidad de creer, creer en algo.
4- Esta publicación tiene
una particularidad, es el resultado de una decisión de continuar con el
seminario ante la irrupción de la pandemia.
Considero que tiene 2
particularidades, por un lado, acontece la pandemia y a la par se desarrollan
las clases. Y, por otro lado, hay una modalidad de a 2 en las exposiciones y en
la posterior escritura, las de usted y Emilio Vaschetto por ejemplo. Esto, se
me ocurría que tendría algo que ver con la premisa, que se plantea en el libro,
que el virus viene a impactar donde no hay lenguaje ¿podría contarnos un poco
sobre esta decisión?
Seguramente, cuando en el año
2020 comenzaba la pandemia e iniciamos el seminario “Segundas marcas” algo de
lo trabajado el año anterior resonaba en el subtítulo del libro “¿Podemos vivir
en una civilización sin Dios?”. Entiendo que la pandemia sirvió para potenciar
aún más aquello que en 2019 parecía incipiente.
- Jorge Faraoni. Miembro EOL y AMP - Bs. As.
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