CON UN MURO EN EL BOLSILLO. Reseña de Guillermo Zimmermann sobre “El Otro en la clínica con niños de hoy”; de A. Congiu
Freud encontró en
la familia decimónica, de roles claramente definidos, la matriz donde situar el origen de la neurosis. Con el mito
del Edipo, elevado a complejo, leyó una distribución libidinal reprimida. Fue
la acogida a veces insensata de sus trabajos, la que señaló en las modificaciones de esta disposición
parental, una etiología posible de las más variadas patologías y detenciones en
el desarrollo. Ante el progresivo
cuestionamiento y descomposición de la familia
clásica algo de este argumento insiste en la presión de la opinión
normativa. Familias ensambladas, parejas homosexuales y triejas, entre otras
disposiciones, complejizan lo contemporáneo. No pasmarse, no desorientarse con
las transformaciones de la familia clásica sería entender que el Edipo no es
más que un mito, pero la Castración es Real.
Germán García lo advertía ya en “Variaciones en torno a lo simbólico, lo
imaginario y lo real de Jacques Lacan”, a propósito de la preocupación de un
padre por el futuro su hijo adoptivo. Casi tres décadas distancian dicha
conferencia, recuperada por los responsables de la compilación “Polisfonía”, de “El Otro en la clínica de
niños de hoy”, contribución de Adriana Congiu al mismo tomo. Artículo
interesante de comentar, donde el Otro actual es cuestionado desde el
funcionamiento familiar pero el acento no está puesto en los roles, en la
estructura. En las viñetas que abajo comentaremos, de hecho, las familias
presentan disposiciones típicas. Esto no obsta para que ese Real de la
Castración se muestre en ellas endeble, ineficaz. Destacando con la autora una
expresión de Miquel Bassols, les faltaría la “vocación de externalidad”. No ya
la de la de impulsar y expulsar al sujeto hacia un objeto exogámico, incluso la
de “vincular al sujeto con el Otro social, en un discurso fuera de ella
misma”.
Lo vemos en el
material clínico, cuidadosamente seleccionado, que sustenta el artículo. Nos
son presentadas dos viñetas que tratan, ambas, de niños que muestran un uso
estrafalario del lenguaje. El despliegue sintomático es atípico; el encallado
en la constitución psíquica, evidente. El caso de Francisco es interesante:
diagnosticado apresuradamente como autista, dada sus dificultades con la lengua
materna y la replicación automática de un inglés que toma de las pantallas. No
lo es menos el de Genaro, pequeño Humpty Dumpty familiar que usa el lenguaje a
su capricho, sin aceptar las reglas del Otro, arrastrando a sus padres a
compartir su propio código.
La autora destaca
dos ejes para entender lo ineficaz de un asidero simbólico que no logra
sujetarlos. En primer lugar la avasallante presencia de los dispositivos
tecnológicos, signo de los tiempos; las pantallas con las que constantemente
interactúan. En su discurso universalista el niño no encuentra una narrativa
donde articular algo de su singularidad. Un Otro que no se propone como un
enigma no promueve, justamente, las
construcciones con que se intentaría responder: el interés, las fantasías, el
pensamiento diríamos extremando. Niños en las antípodas, en todo caso, de
aquellos pequeños investigadores que fascinaron al joven Freud con sus teorías
sexuales por “comportarse, respecto a ellas, como lo haría un científico”
En segundo lugar, y
evidentemente no sin relación, se considera la cuestión de la familia desde el
lugar de su propio deseo. La autora no se priva de transmitirnos su azoro
frente a estos hogares que no se alarman, que ni siquiera atienden a una cuestión
evidentemente tan notable como un uso privativo del lenguaje. Sea corriendo la
mirada, satisfecha ya por un diagnóstico médico confirmado en la búsqueda por
internet; sea fascinándose con his
majesty the baby al punto de someterse a un uso neológico del lenguaje.
Ambas tienen algo de inquietante y, a la vez, de conocido. Recordamos la
polisemia del hunheimlich
alemán.
Para situarse ante
esta clínica convendría estar advertido frente a dos posiciones,
desorientadoras por igual. La del reformador,
que junto al supuesto progreso social querría ver y festejar una adaptabilidad,
es claro que no es ésta la postura del psicoanálisis; y otra, tentadora pero
igualmente desbrujulada, la del restaurador,
quien quisiera reapuntalar lo simbólico en un retorno de lo paterno (cabría
decir aquí patriarcal). Las elaboraciones de Lacan sobre las psicosis ya
destacaron esto, precisamente, como el camino hacia lo delirante.
Una
vez más, y quizás más que nunca, el analista es llamado a responder sin
formulas preestablecidas. Desde un puerto de docta ignorancia, su faro será la
singularidad del caso. En este sentido la posición de Congiu es notable, su
artículo tiene algo que enseñar. Queda a los lectores de Polisfonía el
comprobarlo.
Guillermo
Zimmermann
Bibliografía general
Congiu, A. El
Otro en la clínica de niños de hoy. En: Polisfonía. Fundación Cultura
Analítica Ediciones. Salta 2023.
García , G. Variaciones en torno a lo simbólico, lo imaginario y lo real de Jacques
Lacan. En: Polisfonía. Fundación Cultura Analítica Ediciones. Salta 2023.
Freud, S. Las
Teorías sexuales infantiles. En: Obras Completas. Biblioteca Nueva. Madrid
1996.
Guillermo Zimmermann. Psicoanalista. Psicólogo del Hospital Regional Ramón Carrillo Miembro de la Fundación Parletre. Escritor.
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