Reseña El cuerpo de la lengua - Natalia Chacón

Reseña El cuerpo de la lengua[1]

Natalia Chacón  

El cuerpo de la lengua fue el título de la actividad bajo la cual se convocó a conversar a Ruth Bojarski (profesora de inglés), Alejandra Borla (practicante del psicoanálisis) y Ana Victoria Casimiro Córdoba (Lic. en antropología) el pasado 23 de setiembre en la sede de la Fundación Cultura Analítica.

Nucleó tal reunión un pequeño y amable libro, no por ello simple, Más de una lengua de Bárbara Cassin. De la autora, me interesa situar que es filóloga y filósofa francesa especialista en Grecia antigua y traductora, y que tiene un interés muy marcado por el lenguaje y sus efectos. Toma constantemente la idea de la función y el poder performativo de la palabra, es decir el poder fundador de la misma; y la palabra como pharmakon, posición que la aproxima al psicoanálisis.

Para iniciar, Ruth tomó el punto de la pluralidad, el más.  Detalló que existen cerca de siete mil lenguas habladas en todo el mundo y retomó la idea de Cassin de que varias lenguas modelan el mundo de diferentes formas; es decir, la lengua como constructora de mundos para lo cual da un ejemplo muy bonito, que cito “Si quisiera, yo podría crear un mundo nuevo ahora mismo. Por ejemplo, imaginen que miran por la ventana y se dan con un gato violeta gigante que les devuelve la mirada. Es probable que esa idea no se les haya cruzado antes por la cabeza, pero yo los hice pensar en eso, a través de la lengua. A través de la lengua materna que compartimos, creamos un mundo diferente.”

Desarrollos algunos elementos que se juegan a la hora de la adquisición de una segunda lengua y dejó planteada una posición: esto es posible por la mediación de la lengua materna, que funciona como un puente.

Por su parte, Ana ilustró su vivencia y experiencia en el pueblo guaraní, y extrajo del libro la noción de que una lengua no pertenece; que si hay un lugar en donde habita la lengua es en el territorio, la palabra tiene tras sí genealogía y cultura y constituye al ser humano, lo hace ser quien es. Sostuvo también la idea de que si bien cada lengua dibuja un mundo diferente no se tratan de mundos cerrados y aislados ya que ninguna cultura ni lengua es cerrada ni unívoca.  Señaló que la lengua se crea a sí misma y nos crea, la palabra tiene la cualidad de ser acto y potencia. 

Tanto Ruth como Ana rescataron la pregunta acerca de qué estuvo primero: la palabra o la cosa, pregunta difícil de responder -dicen- y coincidieron en que la palabra moldea a la cosa. Resaltaron, así mismo, la importancia de la traducción como puente y pasajes entre lenguas.  Al decir de Ana no sólo se traducen palabras sino también contactos, culturas y cosmovisiones.

Por su parte, Alejandra también tomó para su lectura el punto de la traducción y más precisamente de lo intraducible; y también la lengua como factor de dominación. Articuló esta lectura con dos tesis de Jacques Lacan: “el inconsciente está estructurado como un lenguaje” y “el inconsciente es el discurso del Otro”.

 

Abordó el texto de referencia sirviéndose del equívoco que puede leerse en el título de la actividad “El cuerpo de la lengua”: el cuerpo sujetado a la lengua, y el que es propio de la lengua en sus formas, en su sintaxis y su gramática; recordó que el psicoanálisis no es un idealismo en tanto no es sin relación al cuerpo. El significante se constituye como tal a partir de su incidencia en el cuerpo. Eso descubrió Freud al reconocer en las formaciones del inconsciente el trabajo de los mecanismos significantes, y que Lacan retoma al postular que es el significante el que introduce el discurso en el organismo. Entonces, el cuerpo verdadero, el primer cuerpo -dice Lacan- es lo que se denomina el cuerpo simbólico, el lenguaje.

Concluyó haciendo hincapié en que el esfuerzo de traducción empuja a salir de la propia lengua para dirigirse a Otro, y en lo intraducible como lo que hace presente una diferencia irreductible, ante la cual sólo resta la invención.

Cada una desde su lengua y disciplina argumentaron sus lecturas plurales, sin embargo, convergieron en algunos puntos: desde el efecto constitutivo de la palabra, la pluralidad de lenguas y mundos, la extranjeridad respecto de esta y la traducción como puente y conexión, como así también cierta imposibilidad de univocidad y correspondencia. A propósito, destaca Ruth “Acaso ¿no hay siempre algo que se escapa en el uso de la lengua?”.

Lecturas valiosas desde distintas posiciones y modos de comprender el mundo, enriquecedoras en el punto que nos despierta ese encuentro con el otro. Para concluir unas palabras de Bárbara Cassin que condensa algunos de los puntos de la conversación: A partir del momento en que se considera que una lengua no es solo un medio para comunicarse, sino que dibuja un mundo, uno se vuelve muy prudente, muy atento. Una lengua materna es una cosa que no se parece a ninguna otra, aun cuando no pertenece y cuando, por suerte, existe más de una. Porque existe más de una, el mundo es más interesante, más variado, más complicado. Esta complicación nos prohíbe creer que somos los únicos que poseemos la verdad”.

 


[1] Título de actividad de Perspectivas, actividad de Centro Freud, instancia epistémica de la Fundación Cultura Analítica.







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