Reseña sobre Perspectivas “¿Que implica hablar?”[1] - Gabriela García Capisano

En ocasión de una nueva actividad de Perspectivas tuvimos la oportunidad de conversar en torno al ensayo de Mijaíl Bajtín El problema de los géneros discursivos, incluido en la obra Las fronteras del discurso, cuya traducción realiza Luisa Borovsky de la editorial Las cuarenta.
Inicialmente me referí a un breve recorrido por la vida de Bajtín, situando algunos mojones históricos, siguiendo la idea del filósofo de que el vasto ámbito de la actividad humana implica un amplio abanico de géneros discursivos afines a ello. Bajtín llama géneros a formas de discurso premoldeadas, es decir, que se han fijado por el uso y se repiten con regularidad en las mismas situaciones comunicativas
Mijaíl Bajtín vivió entre 1895 y 1975. Contexto marcado por la guerra, los movimientos revolucionarios, la iglesia ortodoxa rusa, el surgimiento del formalismo ruso, entre otros.
Irene López, desplegó conceptos de la obra del autor precisando a la construcción del lenguaje como un hecho social, en donde los roles del oyente y del hablante son cambiantes y nunca suponen una unidireccionalidad. La cito, “…hablar implica la capacidad de respuesta”.
Tras referirse a Bajtín como un autor de una posición única, de estudios concretos, sistemáticos y rigurosos; destacó del mismo, su filosofía del acto ético, en tanto conceptúa una teoría del sujeto en la cual la palabra va a ser fundamental. Subraya Irene: “nos constituimos en sujetos, en seres sociales a través de la palabra, a través del lenguaje (…) no solo la concepción del sujeto, también el lugar del otro del lenguaje y de la literatura. El rol del otro es fundamental, soy en tanto soy con otro, soy también en tanto soy otro y el lenguaje se construye con relación a esa interacción (…) esto va a ser central”.
Igualmente, subrayó de Bajtín la capacidad polémica, de contra argumentar, refutar, discutir y de ir construyendo. Dirá que en el pensamiento del autor una cuestión central es el concepto de dialogismo “la tensión entre lo propio y lo ajeno, entre los discursos que circulan y la posición propia que va construyendo el hablante (...) Polemizar es lo que implica el diálogo mismo”.
Por su parte, Carlos Ibarra partió desde Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis de Jacques Lacan, en tanto aquel escrito introduce como central no abandonar el fundamento de la palabra. Cita Ibarra “Afirmamos por nuestra parte que la técnica no pueda ser comprendida, ni por consiguiente correctamente aplicada, si se desconocen los conceptos que la fundan. Nuestra tarea será demostrar que esos conceptos no toman pleno sentido sino orientándose en un campo de lenguaje, sino orientándose a la función de la palabra”, señala al respecto, que tienen plena vigencia tales postulados.
Carlos destacó el planteo crítico de Bajtín respecto de los desarrollos lingüístico de su época: “En cualquier terreno de la investigación lingüística, el hecho de ignorar la naturaleza del enunciado y la indiferencia hacia las particularidades de los distintos géneros del habla llevan al formalismo y a la excesiva abstracción, debilitando los lazos de la lengua con la vida”, en tanto el autor esboza una perspectiva de la lengua que, da cuenta de lo vivo del enunciado, la marca de la individualidad en lo que se dice y la dimensión de interacción y de recíprocos efectos que van ocurriendo en el ejercicio de una interlocución, esa dimensión excluida del análisis formalista. Agrega líneas más adelante “el lenguaje ingresa en la vida a través de enunciados concretos, y es a través de enunciados concretos que la vida ingresa en el lenguaje”. Una pregunta que surge entones es ¿qué es eso vivo en el lenguaje?
A través de la actividad se han escuchado perspectivas que se fueron entrelazando y distinguiendo a la vez, ciñendo la idea bajtiniana de la imposibilidad de ser neutros al tomar la palabra, los efectos de los enunciados previos con los cuales se dialoga, refuta, o afirma; la presencia de una base ideológica y su correlato estético, la marca del hablante en el enunciado. Estado y variación, estructura y sujeto, movilidad y afectos, quedando la advertencia del vicio al momento de la lectura: ¿cómo leemos, desde dónde leemos?
Ahora bien, ¿por qué les interesa el lenguaje a Bajtín y a Lacan? ¿Y a cada uno de nosotros? También estamos advertidos de la hiancia que lleva al viviente a hablar, a sabiendas que el lenguaje existe previamente.
No sería extraño que Lacan haya leído Bajtín, o incluso si no lo hubiera leído Bajtín sostenía que ningún hombre era Adán, nadie puede jactarse ni pretender ser ese supuesto primer hombre que habría interrumpido el silencio del universo.
Allí, y aquí también está funcionando el dialogismo…que es conversar. ¡Salud por ello! ¡Hasta la próxima!


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