Reseña sobre “Amores adolescentes” de Voces de la ciudad en el psicoanálisis (FCA ediciones) - Juan Bautista Güemes


 La Fundación Cultura Analítica nos trae el libro “
Voces” y entre los textos elegidos por su compiladora, Alejandra Borla, se encuentra Amores adolescentes de Fernando Martin Aduriz. Allí el autor nos presenta seis rasgos del amor en esta etapa característica, el cual nos permite acercarnos al mundo adolescente, no como una forma de totalizar este amor sino como un hilo para adentrarnos en él.

 

Este amor adolescente, con sus características y cualidades, puede repetirse en el mundo de los adultos y transitar las mismas rutas que puede recorrer un adolescente que está saliendo a la exogamia. Sin mucho más voy a pasar a nombrar los rasgos del amor adolescente que propone, en la cual el lector que está del otro lado, sin importar cuan lejano esté de ese adolescente que fue, o es en este momento, podrá sentirse identificado por:

 

1- La sorpresa agradable: el amor se presenta como lo que hace fracasar la rutina de la vida, del intento de control de todo y todos. Acompaña esta sorpresa: ´los sustos del amor´, aquello que lleva la marca de perder, la incertidumbre, los celos, la ruptura. Por eso algunos huyen de intentarlo, para seguir con lo habitual, para impedir la irrupción del acontecimiento imprevisto.

 

2- Es un riesgo el amor adolescente: pone en juego el deseo de jugársela. Ya que, el que no se la juega en el camino de iniciar una relación amorosa, evitará el susto, la decepción, el desamor; el amor que lleva atreverse, a un probar. Le agrego a esto la famosa frase “morite de amor cagón” de la jerga cotidiana, como si ese jugársela, ese tomar riesgo, va acompañado de que para amar hay que morir, o que el arriesgarse lleva la posibilidad de una eminente muerte.

 

3- El amor adolescente como un despertar: ese despertar de la constatación hace agujero en lo real, que al levantar el velo no hay sino nada; ese encuentro es el inicio de la sexualidad en la adolescencia. Se puede hablar de un despertar en dos tiempos, el primero es el despertar de la vía imaginaria y de la fantasía de que el amor tapona la falta, de haber “encontrado su media naranja”. Un segundo momento: ese despertar conduce a verificar que no hay nada perfecto, que el Otro no lo tiene todo, no tiene todo aquello que nos falta.

Aparece aquí también la idea asociada de primer amor primer dolor. Es como si la expectativa de amor adolescente fuera idéntica a la experimentada en la primera infancia, tras la cual el escenario edípico inaugura un primer abandono, una no satisfacción.

Esta nada, lleva el velo, de lo que Lacan planteaba de la no- relación sexual. Esto es, aceptar que no hay una escritura posible de cómo hacer con el otro sexo o con los diversos encuentros amorosos, ni que instrucciones seguir; diferente a como se presentan las novelas de autoayuda, las cuales dan recetas universales.

 

4-Es secreto: todo amor adolescente tiene el perfume de que es secreto, lo esencial aquí es el alejarse de la mirada del otro paterno o adulto.

 

5- El amor adolescente incorpora la vergüenza: este conlleva la necesidad de pasar las fronteras del pudor. El primer encuentro con el pudor se representa en la primera infancia, el paso del niño impúdico al niño que presiente el peso de la mirada del otro. Pues en la adolescencia, esa barrera debe ser de nuevo franqueada para un dar a ver, para mostrase y así, la vergüenza debe ser traspasada. Y el adolescente vive la vergüenza como un obstáculo para el acercamiento con un objeto amoroso. Por eso muchas veces recurre a las drogas, el alcohol, como des-inhibidor de vergüenza para el encuentro amoroso.

 

6- El amor adolescente como tormenta y empuje: ser adolescente se trata de tener en los asuntos amorosos ese empuje tormentoso, ese modo de ir por todas. Para entender a esto el autor cita una carta que Freud escribió, a sus dieciséis años, a su amigo:

El papel que tu juegas es de una ‘señorita de ensayo’, de un mozo de ensayo. Si algo puede aliviar la herida de tu amor propio en relación con este descubrimiento, será la consideración de que ella tampoco representó un papel mejor para ti. Al parecer tú estás ensayando con ella el papel del amante trágico que algún día te propondrás a interpretar.”

En lo que respecta a la lectura del texto, su escritura me hizo transitar por un viaje del recuerdo de un primer amor, así también por memorias de un yo adolescente, como a recorrer las propias curvas por las que el amor en la vida adulta puede circular; lo cual me llevo a preguntarme, y creo que tal efecto puede extenderse al lector que esta del otro lado: ¿cuánto de ese adolescente y esos rasgos perviven en el adulto hoy? También el texto abrió paso a que me plante ¿Cómo influyen los rasgos de una época y una sociedad en el establecimiento de relaciones amorosas en el adulto?; ¿Cuáles son estas características en una sociedad, en palabras de Bauman, en una “modernidad liquida”?

 

Asimismo, me invitó a pensar temáticas de actualidad, como lo son: el miedo al compromiso o los encuentros de una sola noche, la cuestión de la responsabilidad sexoafectiva, el otro visto desde una lógica capitalista, “si no me sirve, “si no suma”. En lo personal el texto Amores adolescentes me permitió, con su muy amena lectura, abrir camino a poder ampliar miradas y análisis, no solo de los amores adolescentes sino también a pensar/se también en los vínculos de hoy.

 



[1] Fernando Martin Aduriz


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