El viernes 30 de abril de este año, la Fundación Cultura Analítica presentó su primer publicación, "Voces de la ciudad en el psicoanálisis" (Comp. Alejandra Borla), en Rosario y con la participación de Ángel Fernández (CAP- Rosario), Beatriz Gez (Fundación Descartes- Bs. As.) y Mónica Tosello (FCA- Salta).
Compartimos a continuación las palabras que Beatriz Gez nos transmitiera en aquel encuentro.
Voces…
Agradezco
la invitación a la presentación del libro a Mónica Tosello, vicepresidente de
la Fundación Cultura Analítica; y, la alegría de compartir junto a ella, a
Ángel Fernández -quien en Rosario desde hace ya muchos años lleva adelante un
curso anual de psicoanálisis- y con Carolina Capraro, directora de la
Biblioteca de la Fundación Cultura Analítica -quien en esta oportunidad hará la
coordinación-, pero quien forma parte de esta compilación con un texto titulado
“Angustias y cuerpos exacerbados de la infancia”.
Voces
de la ciudad en el psicoanálisis es un libro compilado por Alejandra Borla,
presidente la Fundación Cultura Analítica, que publica algunos de los textos
presentados en los 12 años de actividades que lleva la institución. Es decir, que
en su mayoría han sido exposiciones realizadas en diferentes actividades cuyos
autores han revisado los escritos publicados.
En
la página que habitualmente encontramos la dedicatoria o un epígrafe,
encontramos una frase que dice: Efectos de una transmisión. Siguiendo
esta pista leo los textos compilados, a sabiendas que ellos mismos se escriben
como efectos de una transmisión. La pregunta que surge es ¿una
transmisión de qué o de quién?, ya que no está aclarado en la frase, pero se
trata de los efectos de una transmisión no de la transmisión.
El
prólogo al libro, realizado por Emilio Vaschetto, responde a ambas preguntas:
1. ¿una transmisión de qué?, de una política del psicoanálisis, cito: “que
anuda el malestar en la cultura en clave local”. 2. ¿Una transmisión de quién?
de Germán García que, cito: “no aglutina ni dispersa, singulariza.” A esta
transmisión Emilio Vaschetto la llama “generar cierta polifonía de voces”. Dicho
de otra manera, Germán García cuando presenta en Buenos Aires unos libros que
Masotta publica en Barcelona (Reunión del 13 de enero de 1978 en la Escuela
Freudiana de la Argentina (llamada por entonces “de Buenos Aires”) (está
publicado en Psicoanálisis, una política del síntoma bajo el título de
dos palabras sobre Oscar Masotta) dice: “Porque he leído a Masotta y también lo
he escuchado, sigo leyéndolo y algunas veces me interrogo por la diferencia
entre la enseñanza y el aprendizaje. Una misma enseñanza –la de Masotta-
produjo muchos aprendizajes: ahí se encuentra la transferencia.” O también en
términos de Harold Bloom, no hay lecturas correctas o incorrectas, toda lectura
es desviada. O como dice Germán García en un escrito del libro D’escolar
que se titula “La ingenuidad de la perversión personal” donde plantea esta
cuestión en los siguientes términos: “Entonces, contamos con el recorrido del
análisis, que cada quien realiza, del que no se obtiene un saber del saber,
sino una posición lograda en tanto posición del inconsciente, esta posición
lograda responde en el recorrido de una enseñanza, podemos volver sobre los
pasos de un recorrido, podemos decir que Freud fue por acá o por allá, pero lo
interesante es que al cabo del mismo algunos extrajeron, la teoría del yo,
otros el culturalismo, el delirio biológico de Frenczi, el orgón
reichiano, por eso decimos que se trata
del Debate Freud / Lacan pues Lacan no obtiene lo mismo en su recorrido,
obtiene por ejemplo una teoría de la invención, que obtiene del recorrido de
Freud.”
Al
prólogo le sigue una presentación del libro hecha por la compiladora, Alejandra
Borla. Allí ella comienza contando de dónde surge el nombre de la Fundación.
Dice: La llamé Cultura analítica, “por el equívoco que provocaba la ausencia de
preposición: la cultura donde estaría instalada la Fundación, pero también la
cultura de los analistas que la integrarían”. El título del libro sigue estas
coordenadas, desde hace 12 años: podemos decir que trata de las voces de la
ciudad, en la que está instalada la institución, que resuenan en la cultura de
los analistas que la integran. Alejandra Borla también explicará cómo se
constituyó el Centro Freud como una instancia de la Fundación Cultura Analítica
y Atención Analítica, dispositivo clínico al cual pertenece Emilio Vaschetto,
en tanto asesor desde el año 2011. Emilio Vaschetto, en noviembre de 2011 había
participado de las II Jornadas anuales de Salud Mental realizadas en Tucumán
por la ahora disuelta Asociación Freudiana de Tucumán, en las que participaron
varios de quienes forman parte de este libro y de las diferentes instituciones
del NOA.
“En
un principio” cuenta Gabriela García Capisano en el apartado titulado Lo que
orienta, se conformó Atención Analítica en 2007, que surgió de una
propuesta de Germán García de armar Atención Analítica en el Norte. Esta
propuesta surgió en el marco de las III Jornadas de los Centros de
Investigación y Docencia de Salta, Tucumán, Santiago del Estero y Jujuy, del
INSTITUTO OSCAR MASOTTA, que se realizaron el 19 y 20 de octubre del 2006, en
Salta, con el título de “Trauma y perjuicio: la angustia en la subjetividad de
la época”. Germán García había puesto en marcha Atención Analítica en Buenos Aires
en el 2004, siguiendo los lineamientos propuestos por Hugo Freda para los
Centros Psicoanalíticos de Consulta y Tratamiento (CPCT). En esas Jornadas
participaron Elena Levy Yeyati “Trauma: causa, descripción, metáfora” fue el
título de la conferencia y Alicia Alonso, citada por Gabriela García Capisano
en su texto, quien presentó: “Atención analítica: efectos terapéuticos rápidos”
y explicó los lineamientos propuestos por Hugo Freda. La deriva de Atención Analítica
en cada ciudad fue diferente.
Con
esto quiero resaltar que tanto Alejandra Borla en su presentación del libro
como Gabriela García Capisano marcan que en principio está la puesta en marcha
del dispositivo clínico “Atención Analítica” y de allí se conforma la
Fundación, el Centro Freud y la Biblioteca. También ahora una editorial, que
publica Voces…, Fundación Cultura Analítica ediciones.
Alejandra
Borla termina la presentación respondiendo también a las preguntas que me hice,
escribe: “Esta Fundación y el libro que surgió a partir de nuestro trabajo,
dicen de los efectos de su transmisión.” Se refiere en el párrafo anterior, a
la transmisión de Germán García, quien según cita dijo en algún lugar, “no hay
temas psicoanalíticos, sino maneras psicoanalíticas de hablar de cualquier
tema”. En fin… discutible. Freud escribe sobre El múltiple interés del
psicoanálisis.
Entonces,
el libro tiene un prólogo, una presentación y 4 apartados que conforman un
poema breve, un Haiku:
Lo
que interpela,
Lo
que despierta,
Lo
que orienta:
Germán
García
Al
libro lo componen 17 textos, que como dije, Alejandra Borla cuenta que fueron
presentados en el ámbito de la Fundación Cultura Analítica/Centro Freud en el
transcurso de 12 años (desde el 2008), con excepción de la clase de Germán
García dictada en Tucumán, 13 años antes, titulada “Clínica, síntoma y
singularidad”.
Siguiendo
esa clase publicada de Germán García, con la que concluye el libro -dictada el
13 de octubre de 1995, en el Centro Shunko de San Miguel de Tucumán, desgrabada
por Mercedes de Saravia en 1996, establecida por Carlos Ibarra y Alejandra
Borla con la colaboración de Ofelia Wyngaard- encontré en ella la clave para ordenar
la lectura de los otros 3 apartados del libro:
1.
Lo que interpela, la clínica. Primer apartado compuesto de 7 textos
2.
Lo que despierta, el síntoma. Segundo apartado compuesto de 6 textos,
3.
Lo que orienta, la singularidad. Tercer apartado compuesto de 4 textos,
4.
Germán García
La
clase desgrabada y establecida, comienza así:
“El
psicoanálisis considera al síntoma como una metáfora, un mensaje y un
goce.”
Cuando
dice que el síntoma es una metáfora explicita que ello implica que va a
contrapelo de toda idea médica o psicológica, no es una metáfora objetivable,
porque todo el lenguaje es metafórico, no hay una palabra primera, explica. Entonces
se trata de la metáfora del barroco no de la metáfora en el romanticismo. (ver
Severo Sarduy). El síntoma es metáfora de una metonimia (lo que despierta, el
síntoma) que divide al sujeto y no somos quienes para imponer el sentido de la
metáfora que el sujeto inventa en su deriva metonímica.
(Entonces
García pone un ejemplo clínico, analiza a un muchacho que está muriendo de
SIDA. Él dice que “SIDA es su castigo. Aquí hay una metáfora: SIDA/culpa. Por
un lado, el SIDA se llama castigo; por otro, el deseo es culpable.” (p. 210)
Agrega a párrafo siguiente: “Esa idea de que los sujetos se autoevalúan es lo
que tiene que estar en juego en la llamada entrada en análisis. No que
yo evalúe que le haría muy bien al otro analizarse, sino que el otro evalúe lo
inadecuado de sus propias metáforas. (la clínica, lo que interpela). Y a
renglón siguiente tendríamos lo que orienta, la singularidad: y toma el ejemplo
de Anthony Giddens, “no podría haber un adicto en una sociedad donde no
existiera el YO, porque cualquier conducta se vuelve automáticamente colectiva.
… Tiene que haber un yo, sino el mismo consumo no sería adictivo.” ¿Qué dice
con esto? Que en la autoevaluación de cualquiera que consulta, está implícita
una norma que el sujeto ha internalizado y, sin embargo, no puede cumplir con
ella. Cito: “Hay un relato colectivo que no se adecúa al relato que el sujeto
puede hacer sobre sí mismo.”
Cuando
habla del síntoma como mensaje se refiere a lo que Freud llamaba el beneficio
secundario de la enfermedad. Siempre hay alguien implicado en el mensaje del
sujeto, implicado como antagonista, agonista, socio, etc. Lacan lo ubica en el
eje a-a’, el propio moi (yo) como otro; yo es otro que yo armo para
otro. Dirá no se contenta con tener un síntoma sino que el síntoma funciona
como un poema para agradar al otro, para seducirlo o lo que sea.
Cuando
habla del síntoma como goce se refiere a lo que Freud llamaba el beneficio
primario de la enfermedad. Que Lacan lee en clave marxiana y llama el plus de
goce. Es decir, una vez que tengo este beneficio primario de la enfermedad
puedo hacer uso social de él. Usufructuar del síntoma.
Es
genial como lo explica Germán García, al menos a mí me divierte porque
últimamente se decidió ceder a las palabras, entonces el Seminario de Lacan
titulado Encore en francés y traducido como Aun sin tilde en
castellano (en vida de Lacan), ahora lleva tilde lo cual cambia el sentido, la
metonimia que cristaliza la metáfora de más a todavía. Y no es un
problema semántico al que me refiero. Sino a la maquinaria con la que Lacan
intenta operar en la clínica. La reserva de goce, ese plus, ese más, ese
exceso, que Lacan ubica en el eje sincrónico de la metáfora, con la tilde (Aún)
se vuelve diacrónico, se transforma en deseo (todavía) hace existir la falta de
objeto como objeto perdido, es nostálgico, Marca el reencuentro con el signo de
una repetición imposible (p. 227). Que un síntoma sea la metáfora (objeto / plus
de goce) de una metonimia (falta de objeto / falta de goce), quiere decir que
no es la metonimia. Cito a García: “Hay siempre un resto, algo, que en
cualquier relación de deseo no va a ser asimilable, va a ser una reserva de
goce.” (lo que despierta).
Mientras
que en estas coordenadas la norma (lo que orienta, la singularidad) es
claramente una invención, cita a Max Weber, es una invención que ordena algo
“si uno no difunde la noción de lucha de clases, habrá gente violenta, quisquillosa,
problemas con el clima, pero no lucha de clases.” Y es aquí que pone en el
centro el a priori freudiano: el inconsciente. “El sujeto está dividido
contra sí mismo porque es el sujeto que habla, y el sujeto que habla está
dividido contra sí mismo”. Pregunta: ¿Por qué le hemos puesto singularidad,
para decir que cuando hay una norma, necesariamente hay algo que no pasa por la
norma? No hay forma de explicar el síntoma sin decir la relación de una norma a
lo que es imposible que la norma pueda captar. (P. 213./p 226).
Beatriz Gez
Buenos Aires, mayo 2021
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